Oro 24K: Oro puro en su máxima expresión

Oro 24K: Oro puro en su máxima expresión

El oro de 24 quilates representa el 99.9% de pureza, es decir, oro prácticamente puro sin aleación. En estado puro, el oro tiene un color dorado brillante único, el más intenso y luminoso de todos. Una pieza de 24K recién pulida deslumbra por su brillo y su tono amarillo vibrante, difícil de igualar por cualquier aleación. No obstante, este nivel de pureza conlleva compromisos importantes en la práctica de la joyería. El oro 24K es extremadamente blando y maleable: se puede doblar con los dedos y se raya con suma facilidad. Por eso, prácticamente no se utiliza en joyas de uso diario como anillos o pulseras – se deformarían rápidamente con el desgaste cotidiano.

En Chile, es raro encontrar joyas 24K salvo quizá piezas de oro puro destinadas más a exhibición o tradición (por ejemplo, alguna moneda de oro de 24K guardada como recuerdo familiar, o lingotes decorativos). Si alguien le ofrece una cadena “de 24 quilates” para usar, probablemente será en realidad oro enchapado o no puro, ya que el oro puro no soportaría la tensión sin romperse. Así, el 24K se asocia más a lingotes y monedas de inversión o a finísimos hilos de oro en filigrana que no sufrirán golpes. Para el comprador medio, entender que el 24K es oro puro pero poco práctico es fundamental: su valor material es alto, pero como joya es más un símbolo de pureza que un objeto funcional. En resumen, 24K luce espectacular, con el máximo color y brillo del oro, pero es un lujo delicado reservado para circunstancias especiales.

 

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