Oro 22K: Intensidad de color y suavidad extrema
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El oro de 22 quilates tiene aproximadamente un 91.6% de oro puro en su composición. Es un material casi puro, utilizado con más frecuencia en mercados orientales o para piezas tradicionales y monedas de oro. Su principal atractivo es el color: presenta un amarillo ultra intenso, aún más cálido y profundo que el del 18K. A simple vista, el 22K brilla con un tono dorado muy rico, que refleja la altísima presencia de oro en la aleación. Muchos lo consideran el punto máximo de pureza usable para joyería ornamental, pues más allá de 22K el metal se vuelve difícil de trabajar.

No obstante, el 22K es notablemente blando. Con solo un ~8% de metales añadidos, carece de la dureza de las aleaciones inferiores. Las joyas de 22 quilates pueden deformarse o rayarse con facilidad si se usan diariamente. Por ello, en Chile casi no se ven joyas de 22K en el comercio habitual. Su uso se limita a casos especiales: algunas monedas conmemorativas y medallas son 21–22K, o ciertas joyas importadas de culturas donde se valora la pureza sobre la dureza (ej. brazaletes indios o árabes tradicionales). Para un comprador promedio chileno, el 22K podría sentirse demasiado delicado. Aun así, es bueno conocerlo: ofrece el máximo brillo dorado y una suavidad al tacto muy distinta, pero requiere trato cuidadoso para no maltratarlo.

(Dato: Muchas monedas de oro de colección o inversión suelen fabricarse en 22K porque mantienen alta pureza pero con algo más de firmeza que 24K).