Oro 14K: Equilibrio entre durabilidad y color
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El oro de 14 quilates tiene aproximadamente 58–59% de oro puro en su composición. Es una aleación muy usada internacionalmente (por ejemplo, en EE.UU. y Europa) porque logra un buen equilibrio entre aspecto y resistencia. En comparación con 18K, el 14K es más duro y menos propenso a rayarse, gracias a que casi un 42% de su masa son metales añadidos que le dan robustez. Tolera mejor el uso diario que los quilates más altos, por lo que es ideal para anillos o pulseras que reciben golpes.
En cuanto a la apariencia, el oro 14K tiene un color amarillo más suave o pálido que el de 18K. Sigue viéndose como oro amarillo, pero no tan intenso; algunos lo describen como un dorado claro y brillante pero menos cálido. Esta tonalidad más sutil puede combinar muy bien con distintos tonos de piel, aunque a ojos expertos se distingue del amarillo profundo del 18K. Su brillo sigue siendo bueno (el oro mantiene su lustre), aunque ligeramente menos “rico” que en aleaciones con mayor contenido de oro. En Chile, el 14K se encuentra principalmente en joyas importadas de gama media. No es el estándar de producción nacional, pero puede atraer a quienes buscan mayor dureza a un costo menor de oro sin renunciar al aspecto dorado.